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Reflexiones sobre la transformación social-ecológica en América Latina

1 Jun 2017

  • Author(s): Álvaro Cálix

Reflexiones sobre la transformación social-ecológica en América Latina
This blog is published as part of The Transformation Conversation: Blogs on the UNRISD Flagship Report 2016 and Agenda 2030. The series explores what it takes to design and implement innovative eco-social policies that will lead to transformative change and fulfil the potential of the 2030 Agenda for Sustainable Development. Together with the evidence, analysis and case studies in the UNRISD 2016 Flagship Report they are part of the global conversation on implementing of the SDGs.

Latinoamérica ha sido un espacio de experimentación de varios modelos de desarrollo. Pero estos esfuerzos se han enfocado en buscar el crecimiento y la estabilidad de la economía y, de modo secundario, en ofrecer respuestas, de manera insatisfactoria, al desafío de asegurar las condiciones de reproducción de vida digna. La atención de las necesidades humanas ha sido accesoria y subsumida al sistema económico. La cuestión ambiental no ha corrido mejor suerte, ha sido invisibilizada o subordinada a la racionalidad de lucro.

Ni la apertura indiscriminada de los mercados, ni el proteccionismo per se, mucho menos la apuesta extractivista han mostrado ser soluciones consistentes; más bien han dejado secuelas que dificultan superar los rezagos de la región. Repensar la satisfacción de necesidades fundamentales y los patrones de convivencia de los seres humanos entre sí y con el entorno, requiere cuestionar los supuestos sobre los que se ha erigido la idea de desarrollo. Se trata entonces de construir un enfoque alternativo de transformación social-ecológica que sirva como guía a los diseños de política pública y a las elecciones de que disponen las personas y los grupos sociales.

Considerando los déficits de los enfoques de desarrollo que han prevalecido en Latinoamérica, a priori se podrían identificar tres grandes orientaciones que deberían estar presentes en los procesos de transformación:
  1. Satisfacción de las necesidades fundamentales de la población: un enfoque de transformación como el que remarca esta reflexión tiene que ver con la satisfacción adecuada de al menos ocho aspectos: a) alimentación, b) vivienda y hábitat, c) vestuario, d) salud, e) conocimiento, f) movilidad (transporte), g) trabajo digno y, h) ocio y recreación creativa. Sin embargo, la simple inclusión de estos ocho aspectos no es lo que diferencia per se a un enfoque de transformación social-ecológica de los enfoques tradicionales. La clave está en cómo se les concibe a cada uno de ellos y cómo se les da respuesta dentro de una sociedad.
  2. Respeto de los equilibrios biosistémicos que hacen posible la diversidad de formas de vida en el planeta: reorientar las formas de relación de los seres humanos con la naturaleza se liga a una comprensión multidimensional de su impacto en el entorno. Al respecto, un desafío urgente es replantear de manera sostenible la matriz de extracción, producción, circulación y consumo de bienes y servicios. Esto incluye cuestionar la racionalidad de uso de los recursos naturales y los sistemas energéticos empleados en las diferentes fases del ciclo económico. Un enfoque de transformación alternativo lleva aparejado el cambio cualitativo y cuantitativo en el uso de materias primas y fuentes de energía; no por capricho, sino porque sobra evidencia que demuestra cuán cerca está nuestra huella ecológica actual de romper los límites planetarios. Nuestros patrones de ocupación del territorio han destruido, limitado y condicionado la reproducción de las formas de vida, incluyendo la de la especie humana. El margen de tiempo para cambiar las tendencias se ha reducido como nunca antes en la historia.
  3. Convivencia horizontal entre diferentes tipos de sociedades humanas: salir del círculo vicioso en que el bienestar de unos pocos sea posible gracias al despojo de otros muchos es condición esencial para la transformación social-ecológica. Los países de la región siguen mostrando una dependencia estructural respecto a las decisiones tomadas en los principales centros de poder mundial. Esta relación de subordinación se reproduce también al interior de los países entre los estratos más ricos y el resto de la población, sin dejar de mencionar la exclusión sistemática a la que se ve sometida la mayor parte de la población indígena. La verticalidad en las relaciones entre países y grupos sociales no solo perjudica la condición de vida material de los más débiles, sino que también empobrece, desde la perspectiva cultural, a toda la humanidad.

La sinergia de estas tres orientaciones posibilitaría un enfoque alternativo, diferente de conceptos clásicos de desarrollo. En esa dirección, como referencia para problematizar y precisar posibles ejes de acción, se identifican nudos críticos que ameritan ser reflexionados para dar coherencia a un proceso de transformación:
  • La democracia como régimen político y como estilo de vida
  • Los equilibrios entre la esfera pública y la privada
  • El enfoque de derechos humanos como salvaguarda individual y colectiva frente al abuso y la arbitrariedad
  • La reflexividad de los avances de la ciencia y la tecnología a partir de referencias éticas en la que prevalezca el principio de precaución
  • La ponderación del valor del entorno natural más allá de un arbitrario valor económico

La interacción de las tres orientaciones con respuestas adecuadas a estos nudos de problematización, daría lugar en el caso latinoamericano a precisar características específicas de proyectos de transformación social y ecológica. Se destacan las siguientes:
  • La renuncia al extractivismo como eje principal de acumulación en los Estados latinoamericanos
  • La reducción sustantiva de la desigualdad como objetivo principal de la política pública
  • El fortalecimiento y la ampliación de un Estado democrático socialmente responsable
  • La redefinición de los procesos de integración hacia esquemas colaborativos y de empoderamiento de los pueblos

El enfoque de transformación no puede ni debe ofrecer recetas. Brinda en cambio orientaciones, principios y reflexiones sensibles a la complejidad de la situación. Según las condiciones propias de cada país o pueblo, se deben configurar respuestas específicas a la crisis de los modelos de desarrollo. Se debe evitar, por un lado, las respuestas aisladas o la asimilación de los países y pueblos a proyectos preconcebidos sin la participación ciudadana, y por otro, y sobre todo, caer en la misma racionalidad que centra en el crecimiento económico las determinaciones del bienestar. Por fortuna, existen varios esfuerzos a nivel global, el más reciente siendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que plantean una concepción de bienestar que da cuenta de las complejas interacciones entre la sociedad y el medioambiente, y que el informe 2016 de UNRISD, Innovaciones políticas para el cambio transformador: implementación de la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, analiza en profundidad (aquí el resumen en español). El problema no es en realidad la falta de propuestas innovadoras para el cambio: los mayores obstáculos siguen siendo las asimetrías de poder que permiten que ciertos intereses —hoy globalizados— primen sobre las necesidades e intereses de la mayoría de la población. Alterar esa ecuación desfavorable es el principal desafío para salvar el planeta y para introducir una gobernanza sensible a la justicia social.

SOBRE EL AUTOR
Álvaro Cálix es investigador social, analista político y miembro del grupo de trabajo Transformación social-ecológica en América Latina, que auspicia la Fundación Friedrich Ebert (FES).

NOTA
Este blog está basado en el informe de análisis Los enfoques de desarrollo en América Latina – hacia una transformación social-ecológica, publicado por FES México en febrero de 2016.

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This article reflects the views of the author(s) and does not necessarily represent those of the United Nations Research Institute for Social Development.