This contribution is published as part of the UNRISD Think Piece Series, Overcoming Inequalities in a Fractured World: Between Elite Power and Social Mobilization, launched to coincide with a major UNRISD Call for Paper Conference by the same name. In this series, experts from academia, advocacy and policy practice engage with the topic of inequality by critically exploring the various causes of deepening inequalities in the current context, their implications for sustainable development, and strategies and mechanisms being employed to reverse them as part of the global conversation on inequalities leading up to the review of Sustainable Development Goal 10 at the UN High-Level Political Forum in July 2019.
En zonas rurales y urbanas marginales del sureste de México se están desarrollando innovaciones educativas por parte de una alianza de organizaciones civiles y académicas denominada Medición Independiente de Aprendizajes—MIA. Su objetivo es mejorar los aprendizajes básicos y reducir las brechas de desigualdad educativa a través de la participación comunitaria. Los resultados obtenidos sugieren efectos positivos en Lectura y Matemáticas, y alta motivación de voluntarios, tutores y de los propios niños y niñas. Este modelo permite que la participación comunitaria genere cambios significativos en las desigualdades educativas. La simpleza y sistematicidad de sus procesos permiten su reproducción en diversas regiones de América Latina y el Caribe.
Felipe J. Hevia es Doctor en antropología. Investigador de CIESAS (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social) en México. Coordinador del proyecto
Medición Independiente de Aprendizajes—MIA. E-mail: fhevia@ciesas.edu.mx
Samana Vergara-Lope es Doctora en psicología. Investigadora del Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana en México. Coordinadora del proyecto
Medición Independiente de Aprendizajes—MIA. E-mail: samanavergaralope@hotmail.com
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La crisis global de aprendizajes, un problema que requiere urgente atención
En el mundo existe
una crisis global de aprendizajes. Según
UNESCO, 6 de cada 10 niños y adolescentes, cerca de 617 millones de personas, son incapaces de leer una oración simple o realizar cálculos matemáticos básicos. De ellos, cerca de un tercio están fuera de la escuela (alrededor de 263 millones de personas), pero dos tercios no están aprendiendo lo mínimo para seguir sus trayectorias educativas a pesar de ir a la escuela, y estas cifras varían de acuerdo con el nivel socioeconómico, el género y la etnia.
En América Latina y el Caribe, el subcontinente más desigual del mundo, esta crisis de aprendizaje evidencia las brechas de desigualdad entre países y al interior de cada país. Según el Laboratorio Latinoamericano de Calidad de la Educación (
LLECE-UNESCO), con datos del 2015, los países de Centroamérica —con excepción de Costa Rica— mostraron desempeños por debajo de la media latinoamericana en Lectura, Matemáticas, Ciencias Naturales y Escritura. De igual forma, al interior de cada país las brechas son enormes. En México, el
Instituto Nacional para la Calidad de la Educación muestra que 5.5 millones de niños y jóvenes entre 3 y 17 años no asisten a la escuela. Y los que asisten presentan rezagos importantes de aprendizajes: más del 60% de los alumnos de sexto de primaria y tercero de secundaria alcanzaron el nivel I de logro, que se considera insuficiente, en Matemáticas. Respecto a Lenguaje y Comunicación, 49.5% de los alumnos de sexto de primaria y 29.4% de los de tercero de secundaria alcanzaron un nivel de logro insuficiente. Y entre ellos, aquellos que van a escuelas rurales y son indígenas presentaron sistemáticamente menores resultados que las escuelas en zonas urbanas.
Frente a esta crisis, un grupo de académicos y organizaciones civiles viene desarrollando desde 2014 el proyecto
Medición Independiente de Aprendizajes—MIA, con la misión de mejorar la educación y los aprendizajes básicos por medio de la innovación, el trabajo colaborativo y la participación ciudadana. El proyecto adapta en México la metodología de “evaluaciones dirigidas por ciudadanos” (
Citizen-Led Assessment) que inició en 2004 en India con el proyecto
Annual Status of Education Report (
ASER). Esta metodología se fue expandiendo a Pakistán, Kenia, Tanzania, Uganda, Mali, Senegal y Nigeria, y hoy agrupa a 14 países del sur global bajo la Red de Acción Ciudadana por el Aprendizaje (
PAL-Network).
Desde su creación, MIA ha generado tres acciones con participación comunitaria como componente fundamental: 1) evaluaciones ciudadanas en seis estados de la región sureste-caribe mexicana, caracterizada por presentar altos niveles de marginación y pobreza; 2) implementación de cuatro modelos de innovaciones educativas orientadas a mejorar los niveles de Lectura y Matemáticas básicas: cursos de verano, clubes escolares, intervenciones escolares e intervenciones extra-escolares; y 3) evaluaciones de los resultados y sistematización de los procesos de estas experiencias para generar evidencias que permitan su mejora continua y su reproducción en diversos contextos.
Evaluaciones ciudadanas realizadas por voluntarios en hogares
A diferencia de las evaluaciones tradicionales, MIA se aplica a todos los niños, niñas y adolescentes entre 5 y 16 años vayan o no a la escuela, gracias a la participación de ciudadanos voluntarios, que aplican cuestionarios que recogen datos sobre si se tienen o no los aprendizajes básicos, necesarios para continuar una trayectoria educativa. Desde MIA, desarrollamos
un instrumento de medición muy simple que se aplica uno a uno, buscando saber si los sujetos pueden leer sílabas, palabras, oraciones, historias y si pueden responder a una pregunta simple de comprensión inferencial. En Matemáticas, el instrumente permite saber si los sujetos pueden identificar números de dos dígitos, resolver sumas, restas, divisiones y un problema simple que requiera dos operaciones. La complejidad del instrumento es hasta 2º de primaria para Lectura y hasta 4º de primaria para Matemáticas. Las organizaciones civiles, que voluntariamente deciden participar con MIA, son responsables de reclutar voluntarios, que pasan por una capacitación para poder aplicar los instrumentos adecuadamente, y se realiza una muestra representativa de hogares, donde se aplica a todos los niños el mismo instrumento de dificultad muy baja. Entre 2014 y 2018, se han realizado mediciones, sujetas a estándares de calidad rigurosos consensuados con la red PAL en seis estados del sureste mexicano donde han participado más de 2.800 voluntarios, que han visitado cerca de 17.000 viviendas, entrevistando alrededor de 20.000 niños, niñas y adolescentes en sus hogares. Los resultados de MIA, por un lado, complementan las cifras de las evaluaciones gubernamentales, ampliando la información sobre los niveles básicos de aprendizajes que miden estas, brindando datos focalizados y fáciles de entender; y por otro lado, articula los resultados con recomendaciones de política pública e innovaciones educativas enfocadas a contrarrestar el rezago de aprendizajes.
Innovaciones educativas implementadas por voluntarios en comunidades y escuelas
El principal resultado de las evaluaciones ciudadanas confirmó la necesidad de contar con intervenciones focalizadas que logren mejorar los resultados de los niños y niñas en los aprendizajes más básicos. Por ello, MIA diseñó e implementó diversas innovaciones educativas: cursos de verano, clubes escolares de aprendizaje e intervenciones extraescolares. El modelo pedagógico que siguen estas innovaciones se denomina “enseñar en el nivel adecuado de aprendizaje” (
teaching at right level). Este modelo constructivista reconoce y utiliza los saberes previos del estudiante, enfatiza el acompañamiento de facilitadores, se basa en la naturaleza social del conocimiento y organiza a los participantes por su grado de dominio más que por su edad. Por lo general, las intervenciones comprenden 20 sesiones de 3 horas cada una. En ellas se realizan diversas actividades lúdicas y colectivas diferentes de las sesiones de aula habituales. Los facilitadores que implementan estas innovaciones pertenecen a organizaciones civiles y voluntarias —en algunas oportunidades en coordinación con los municipios— que quieren hacer algo por la educación en sus comunidades. En 2016 diseñamos y evaluamos 8 campamentos de verano, 10 intervenciones dentro de escuelas en horario escolar y 10 intervenciones extraescolares en zonas rurales y urbanas marginales del estado de Veracruz. Para 2018 teníamos 55 grupos activos en 28 localidades de 9 municipios, con la participación de 4.100 niños y 172 facilitadores comunitarios.
Evaluación y sistematización
Gracias a su carácter académico, la tercera gran actividad de MIA ha sido sistematizar y evaluar los procesos y resultados de sus acciones. Así, respecto a las evaluaciones ciudadanas realizadas, se han desarrollado
manuales de procesos y
estándares de calidad de los datos cuantitativos, y los resultados se han usado para comprender mejor el
peso de diversos factores asociados a los resultados.
Respecto de las innovaciones educativas, se desarrolló un
manual para cada estrategia y sus resultados fueron evaluados por medio de la comparación de los resultados de aprendizajes básicos de Lectura y Matemáticas antes y después de las intervenciones, con resultados positivos. En 2018, evaluamos a 1.074 niños y niñas que participaron en las innovaciones educativas, de los cuales el 58% mejoró entre 1 y 2 niveles en Lectura y el 54% mejoró en Matemáticas. De igual manera, los procesos de sistematización de las actividades llevadas a cabo, donde entrevistamos a padres de familia, voluntarios facilitadores, maestros y los propios alumnos, mostraron altos niveles de satisfacción y motivación por los resultados alcanzados y por la simpleza de la metodología.
Desafíos y alcance del proyecto
El principal desafío para MIA en los próximos años es poder reproducir este modelo en más comunidades. Esto implica, desde nuestro punto de vista, el poder replicar esta metodología de medición e intervenciones adaptándose a cada contexto específico. Creemos que sistematizar y evaluar los procesos y resultados es el primer paso que nos permite pensar en la reproducción de estas intervenciones en otras zonas rurales y urbanas de la región, aprovechando el uso generalizado del idioma español y la flexibilidad de las innovaciones para poder adaptarse a los contextos específicos en que se desarrollen. La participación ciudadana es la gran apuesta que hacemos hacia la sensibilización de la problemática educativa y hacia la sustentabilidad del proyecto ya que genera un efecto “bola de nieve” que logra involucrar de diferentes maneras a diversos actores comunitarios.
Si bien las mejoras que se logran con el proyecto MIA son focalizadas a aprendizajes básicos, creemos que logran aportar al gran problema de la crisis de aprendizajes que necesita atacarse desde diferentes frentes. Considerando esto es que MIA incluye acciones que pueden ser realizadas dentro y fuera de las escuelas. La simpleza de los instrumentos de medición y de intervención facilita además la inclusión de la comunidad en los programas, además de que permite pensar en cambios al interior de las escuelas para adoptar estas innovaciones dentro de sus planes de mejora. Sabemos que los aprendizajes básicos van más allá de Lectura y Matemáticas, por lo que parte de la agenda de investigación de MIA está relacionada a otros aprendizajes básicos para la vida que serán abordados desde la misma perspectiva colaborativa.